Dos caminos divergían en un bosque amarillo, y apesadumbrado por no poder recorrer ambos y por ser tan sólo un viajero, me detuve largo tiempo; miré a lo largo de uno tan lejos como pude hasta el punto en que giraba en la maleza.
Entonces tomé el otro, muy parecido, y teniendo tal vez menos demanda, porque estaba cubierto de hierba y mostraba menos desgaste; aunque al atravesarlo, lo habría de desgastar igual.
Ambos yacían igualmente aquella mañana llenos de hojas que nadie había oscurecido con sus pisadas. Bueno, ¡dejé el primero para otro día! Sin embargo sabiendo que un camino lleva a otro, dudé que alguna vez tuviese la oportunidad de tomar el otro.
Al contar esto lo hago con un suspiro. En algún lugar, hace muchos, muchos años dos caminos divergían en un bosque y yo... yo tomé el menos transitado... y eso hizo toda la diferencia.
Robert Frost
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